
En 13 años de lectura pude seguir tus desplazamientos, desde tu lúcida lectura de lo social y la sociología, hasta la propuesta de una clase ecológica.
En retrospectiva leí Nunca fuimos modernos, La vida del laboratorio, Jubiler, Aramis, La fábrica del derecho, La guerra y la paz de los microbios, Sobre el culto moderno de los dioses factiches, Políticas de la naturaleza. Te debo plenamente las lecturas de Fleck, de Stengers, de Callon, de Zalasiewickz, de Tarde, de Peguy, de Lenton, Kazik, Landecker, Whitehead, Dewey. Y por supuesto, mis relecturas de Nietzsche, de Deleuze, Tolstoi, Varela.
Soy un gran deudor de tus ideas. De tu gesto siempre ligero con las palabras y en la apertura de posibilidades.
Fuiste mi sherpa en el antropoceno, siempre animándome en la fatiga y en la respiración dificultosa, en las neblinosa oscuridad de las ideas modernas.
Me ayudaste a volverme salvaje, indiano, montañista.
Mientras escucho las palabras de Mujica de estos días, tengo en mi casa tu foto vestido con el poncho mapuche que te regalé un día antes del Puerto Ideas.