Ayer pude asistir a la sesión del Departamento de DDHH, Medio Ambiente y Biodiversidad del Colegio Médico V Región Taller de Herramientas para Monitoreo Calidad del Aire. Contexto del PPDA, Concón, Quintero y Puchuncaví. A cargo de los expositores Salvador Donghi, Biólogo y Natalia Ramos, Abogada.
Una iniciativa importante del Colegio Médico en este despercudirse de la pasividad postpandemia, poscambio de gobierno y post texto definitivo de la constitución.
En el transcurso de la mañana dedicada a seguir el famoso plan en sus vicisitudes legales hasta llegar a la famosa norma de COVs limitada a Benceno, uno llega a la conclusión de estar tragando una trama enredada, lenta, tramposa, pero sobre todo inútil y carente de sentido.
Partamos por el final. La destrucción del ecosistema marino y bosque esclerófilo de Ventanas y su sustitución por un ecosistema industrial, ha ocurrido con una brutalidad extraordinaria. Los episodios de intoxicaciones agudas de niños y adolescentes desde hace años -este año ya han ocurrido dos episodios no aclarados- son la expresión más extrema de que el SEIA no sirve.
Leyendo hoy La Sobrevivencia de Chile de Rafael Elizalde, el gran visionario del Antropoceno Chileno, siento sus ideas girar en torno al conservacionismo y a la contaminación. Marca 1942 como la primera presencia de un interés por la conservación en Chile. Más adelante reconoce en Federic Albert el primer conservacionista y destaca su llegada en 1900. El otro componente de su pensamiento, la contaminación, a lo largo de sus líneas parece tener una fuerte impronta del libro de Rachel Carlson.
Es posible ordenar los ecologismos chilenos en una secuencia: ecologismo salvaje mítico de los pueblos originarios, ecologismo religioso de los curas (Ovalle, Molina), ecologismo poético (David Perry, Pablo Neruda, Juvencio Valle, Francisco Coloane, Luis Oyarzún y claro, el más ortodoxo Nicanor Parra) . La industrialización ISI activó el conservacionismo y la preocupación por la contaminación.
La Ley 19300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente en 1994 surge en ese mismo ambiente intelectual, aunque 30 años más tarde. La oscura labor en el campo de las ideas y las personas anti ecológica de la dictadura tuvo frutos en el aplanamiento de la capacidad de pensar el Antropoceno. La desaparición de la masa crítica ecologista de los años 60: de Cristi, Muñoz, Elizalde, Hurtubia tuvo un tremendo impacto.
El pronóstico de Elizalde se cumplió y Chile fue agotado, pero los intelectuales de la Concertación trabajaron como si aun estuviéramos en el Chile de los 50. Desarrollaron una política medio ambiental propia del Chile ISI, cuando el tema principal era contaminación y creyeron en la posibilidad de hacer una gestión semi ingenieril de la misma.
A casi 30 años, no se si alguien puede argumentar algun beneficio de esta Ley. Sólo ha ayudado a llenar de papeles y burocracia y acelerar la caída libre de Chile en el Antropoceno. Entre sus méritos: destrucción de los lagos y mares con la salmonicultura, destrucción de los Vilos por Pelambres, pre emergencias sistemáticas en Santiago, más de la mitad de la población chilena viviendo en ciudades saturadas por PM10, el mar devastado de vida, megasequía. Por supuesto, el SEIA no dio ninguna luz sobre Antropoceno.
Porque la nueva época geológica no es un asunto puramente químico, de concentraciones posibles, del derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación expresado como lo que la norma permite. Antropoceno es el tiempo descoyuntado, el despliegue de las recursividades planetarias, el trastorno de los ciclos de carbón, nitrógeno, fósfaro, agua. La perturbación de las oscilaciones geo-biológicas, la generación contra la economía, la urgencia de constituirse en clase ecológica. Porque la tierra, ese biofilm casi milimétrico en que vivimos, no es modelable linealmente ni como sumatoria de variables. El modelo SEIA ya no va más, porque los supuestos sobre los cuales fue construido han sido sobrepasados.
El abordaje intelectual errado que ha informado la Ley de Bases del Medio ha colapsado el SEIA. No es raro que ese conjunto de ideas, comunes a gobiernos marxistas, liberales, neoliberales o fascistas, haya alimentado la destrucción planetaria por doquier. El SEIA sigue funcionando en oficinas, papeles, timbres. Pero su eeg es plano.