¿Son las elecciones un país cristiano?

Martin Gusinde e Inez Hilger fueron cristianos que admiraron a los yaganes, selknam, aonikenk, kawashkar y mapuches. El ejercicio antropológico que hicieron vestidos con sus hábitos religiosos, no tenía propósitos de conversión. Al contrario, la lectura de sus textos nos convierte a nosotros a la indigenidad.

Los cuatro viajes de Gusinde a la Patagonia entre 1918-1924, su estancia en la araucanía entre 1916-1917 y los trabajo de Inez Hilger en 1946 en la zona de lago Panguipulli y Alepué, asì como las comunicaciones escritas de estos trabajos, dan cuenta de una obra intelectual en que el cristianismo entroncó con el espíritu samaritano originario de nuestros pueblos. 

Hilger y Gusinde buscaban un mundo en que la pregunta sobre quién es nuestro prójimo no admitiera distinción.Y cuando lo encontraron en rucas, canoas y ukurj, se plegaron intelectualmente a ese sentido.

En Infancia, vida  y cultura mapuche, Inez Hilger cuenta una historia oral  de tripulantes de un buque holandés naufragado en Chan Chan unos 200 años antes de su etnografìa. Su conclusión es categórica  «Es bastante evidente que los descendientes de estos antiguos mestizajes se consideran hoy mapuches puros; sólo los hijos de los matrimonios actuales entre mapuches y chilenos se denominan mestizos».

La genética mapuche estaba mucho más próxima de lo que hemos aprendido de biología molecular que del ADN considerado un blue-print esencial. 

La pregunta por el cristianismo en Chile sigue vigente y su respuesta más que nunca debe insistir en que el centro de su mensaje es solidaridad y que en la parte baja de la espalda tiene una tinte y refulgente callana.

En el desenlace de la misma pandemia aunque las fuerzas en juego fueron muchas, incluidas autoritarismo y arbitrio, su mejor resultado debe comprenderse por la presencia activa de la solidaridad. En hospitales abarrotados no se buscó convertir a nadie, ni seguir el camino de los mercaderes ni preguntarnos quién era nuestro prójimo. 

En los tiempos actuales, la solidaridad tampoco tiene límites de especie biológica. El agua, el aire, los seres vivientes y el planeta también necesitan nuestra solidaridad afectuosa. 

En estas dos vertientes de la solidaridad reside lo mejor de nosotros. En momentos complejos, solidaridad, indigenismo y cristiandad buscan afanosamente su mayoría.

Primera vuelta sin antropoceno

Es poco lo que se puede decir de una elección en que la palabra antropoceno jamás fue mencionada. Pero es evidente que la polarización a dos bandas, las dificultades de la democracia y el agotamiento de los partidos tienen origen en una geología entrometida en una configuración política que no le da cabida. En esa incompatibilidad reside el tamaño de la crisis y la oscuridad de sus perspectivas.

Las palabras de Boric es cierto tienen aire de familia con el reconocimiento de la constitución geológica de nuestra actualidad. Pero a lo más alcanzan para hablar de un nuevo trato verde.

Kast es quien responde con mucha mayor claridad e identidad. Aunque sea con la irresponsabilidad casi extraterrestre capaz de arruinar para siempre el planeta con una explotación económica infinita y autoritaria. Muros, alambradas, guardias privados y vigilancia algorítmica, al servicio de las elites. Esperando algún día saltar junto a esos pocos, a otro planeta. 

La gravedad del aplanamiento intelectual de la izquierda además de su frivolidad en el uso de las redes, la hace el primer responsable de los números del atardecer del domingo pasado.

La fuerza de los movimientos alternativos es pequeña, desorganizada y poco productiva. Su fragilidad es un problema.

Crear un movimiento que enfrente economía, desarrollo, individualismo, requiere una solidez y capacidad muy enfocada y serena. De otro modo es imposible borronear los sentidos comunes de la modernidad occidental. 

No se ven signos de que el antropoceno impregne la segunda vuelta. Seguiremos envueltos en las medias tintas de un debate parcial. 

La polarización  y su resonancia con la de los años 60/70, se explica más que por la eternidad de un conflicto de ideas, por el trasfondo ecológico de ambas crisis. Esa vez fue la incapacidad de la estrategia ISI para masificar el consumo chileno a nivel de los pueblos de Europa y USA.  Hoy también estamos sobre otra versión del agotamiento, pero del extractivismo. Si desde los años 80 asistimos a un boom de mercancías y consumo pagadas con las divisas del saqueo de Chile, ese pozo sin fondo está ahora seco. 

Como sea, la ecología es el mar de fondo de ambas tormentas. 

Los próximos cuatro años serán de acelerada transición al reconocimiento de que la política es un resultado de la ecología. Que sea a costa de sufrimiento y autoritarismo o bajo un régimen de mayor holgura democrática depende de los electores. Pero hasta ahora la incapacidad dirigencial es abrumadora. 

El movimiento para evitar la catástrofe aún está pendiente. El informe de IPCC de agosto pasado tuvo bajo impacto sobre las naciones industriales en COP 26. El único efecto percibible sobre nuestros países del cono sur es una mayor propensión por hacer negocios a su costa.No nos sorprendamos pues de estar en medio del antropoceno con tan pocas luces.

Flora y Louise: encarando el Antropoceno

No es lugar para mujeres. La historia de las doctoras que dirigieron el hospital más extraordinario de la primera guerra mundial

Wendy Moore

Crítica Barcelona 2021

Un libro que se puede y debe leer en 4 horas seguidas. Si espera tener vacaciones para dedicar 4 días a leerlo simplemente se perderá la lección encerrada en este episodio y contada en 403 exactas páginas. 

Es la historia del hospital en la calle Endell, organizado como hospital militar en Londres durante la  primera guerra mundial, atendido por mujeres y por supuesto, dirigido por la Dra. Flora Murray, apoyada por su colega Louisa Garret Anderson. Ambas cirujanas formadas en dura lucha contra la discriminación de las universidades y egresadas de la LSMW (Facultad de Medicina para Mujeres de Londres). Y luego, de la sistemática exclusión de los lugares claves de empleo. Y de su vida en común, como un ejemplo de compañerismo y amor.

También compartían una historia de militancia en las organizaciones feministas NUWSS y WSPU, y eran conocidas como sufragistas y  flappers. Louise fue condenada en 1912 a 6 semanas de trabajo forzado en la cárcel de Holloway. Por su parte Flora había defendido el derecho de las presas políticas a no ser alimentadas contra su voluntad durante las huelgas de hambre. 

En 1912 habían logrado abrir un hospital pediátrico en Harrow Road, una zona pobre del oeste de Londres, iniciando una experiencia hospitalaria increíble.

En 1914, realizan un giro y ofrecen a la embajada francesa abrir un hospital para heridos de guerra en las proximidades del frente, en una zona de evacuación de heridos.  En septiembre de 1914 ocupan el Hotel Claridge de París sin uso y lo hacen funcionar en menos de 5 días como un hospital de 100 camas y un quirófano.  Visitadas a fines de septiembre por Lord Esher, concitan el apoyo de un noble influyente sobre el Rey. En febrero de 1915 son citadas a Londres y el Ministerio de Guerra les propone transformar en Hospital el antiguo Hospicio de Saint Giles & Saint George, ubicado en la calle Endell. En mayo ya funcionaba como un Hospital de 520 camas, dos quirófanos, una sala de rayos, un laboratorio de patología, un dispensario.

La historia es estremecedora y se lee casi sin respirar. Además de llenarnos del coraje y la energía de las mujeres que dieron vida a esta verdadera epopeya, muchas de ellas venidas de Estados Unidos o Australia, el libro nos adentra por una ventana distinta al drama de la primera guerra mundial. 

Conocemos también muy de cerca cómo se logra traspasar barreras inútiles conocidas como profesiones, especialidades, protocolos. La fuerza contenida en este esfuerzo es tal que incluso lograron generar un producto para reducir las infecciones de las heridas principalmente traumatológicas que concentraban su trabajo. El ungüento en base a bismuto, yodoformo y parafina, llamado BIPP nació en la calle Endell. La autora nos regala una cita del 2011 para mostrarnos su vigencia.

El texto es prodigioso en contarnos la historia del hospital, incluyendo el desarrollo de los tres brotes de la gripe española. Acompaña la historia del fin de la guerra y del Hospital y de los últimos años de Flora y Louise. Al  cerrarlo sentimos que necesitamos aún otras  200 páginas de bocanada de viento intelectual y enérgico de las vidas de Flora y Louise en nuestra vida.

¿Un antropoceno en la medida de lo posible?

En el orden de las preocupaciones políticas parece hoy ser más importante las cuestiones republicanas que las del antropoceno. Se discute centralismo, unidad del estado, reglas de mayoría, pero no se ha dicho lo esencial: necesitamos una constitución para abordar el antropoceno de frente, aunque no tengamos mucha idea de lo que eso implica.

Para eso el pueblo se copó las calles. Es cierto que no habían carteles diciendo: abordemos el antropoceno frontalmente!!!. Pero las raíces de nuestra crisis son el presente geológico del mundo, su acelerado avance hacia un equilibrio eocénico, esto es de temperaturas medias de 12 grados, como hace 55 millones de años atrás.

Poco ayuda un mapa izquierda/derecha en esto. Tampoco los juegos de palabras acerca de la repetición de la historia (o si rima) y la invocación al fascismo.

Se ha roto la gran epistemología moderna que impedía ver la tierra debajo de tanta cháchara acerca de lo social. La delgada capa viviente del planeta aflora por doquier, arrasando con una noción de política sin tierra ni humo ni aire, un debate de leyes sin dependencia del mundo y el uso de la asimetría del cuerpo humano como mapa de esos debates, una cartografía inútil porque hace residir el problema en la subjetividad humana y no en la mundanidad de nuestra existencia.

Los proyectos políticos de hoy pueden ser leídos entonces como (a) Antropoceno para la sobrevida de pocos: un proyecto elitario de parques privados (Tantauco) en que los sobrantes deban mendigarlo todo: reconocimiento, derechos, salarios. Hasta ahora el contrapeso sigue limitado a (b) Antropoceno en la medida de lo posible; una política para abordar el antropoceno tibia y diluida en medio de una indiferencia política, económica y epistemológica al presente.

Ponerse de cabeza en el antropoceno es debatir decrecimiento y austeridad, entender que la economía es un orden moderno, justamente el que nos ha conducido al descalabro.

Incluso menos que eso, entender lo ocurrido en pandemia, no como una venganza de una naturaleza organizada y voluntariosa, sino como parte de las crisis de una civilización frágil y torpe, que cualquier bichito puede humillar, sin contar con la precariedad de sus laboratorios llenos de filtraciones y de sus políticos que viven del miedo y de su propia ignorancia.

Una constituyente puede ser performativa, es decir las palabras pueden volverse acción (speech act) si y solo sí cumplen ciertas condiciones. En este momento esa condición es una comprensión masiva de la situación geológica en la cual estamos.

De otro modo, la convención y su constitución, el nuevo presidente y su gabinete, pueden terminar siendo sólo un simulacro, sin efecto sobre el mundo.

Y el mundo actual tanto como el Chile actual, vaya que necesita caminar más, olvidar los automóviles y los aviones, dejar la carne, la minería, los azúcares.

Es la vida cotidiana la que debe ser cambiada. Lo siento, estos son los temas de una constitución para el antropoceno. El resto es escoria o en tal será convertida por una vida que sepa abordar el antropoceno de frente.

Reporte de EA centinela en COLMED

Dentro de las primeras 24 horas de ocurrido y dado que pone en riesgo la salud del alma, notifico que el republicanismo súbito de nuestra directiva profesional y su horizontalidad sin barreras o juicio político, pone un signo de interrogación en la capacidad de nuestra organización para aportar a la salud colectiva.

Mientras los directivos de salud usan la amenaza de despido a los honorarios que trabajaran esforzadamente en pandemia (no digo arriesgaron la vida porque sabemos que las calculadoras de los estadísticos oficiales siempre aproximan a la centena superior) y ponen metas imposibles apuntando a las cabezas como en un film de von Triers, este gesto provoca al menos mi disidencia pública.

Kafka en el antropoceno

Subida Montt, Valparaíso

La convención ha declarado estar escribiendo la historia. Habría sido más exacto decir intentamos mutar nuestra inscripción en la geología del antropoceno. Somos una de tantas especies dejando trazas en las piedras, en los mares, los sedimentos, el agua, en la atmósfera, los hielos. Sólo que hoy debemos hacer que nuestras pobres marcas dejen de tener la potencia poética del  poliestireno, polietileno, paraquat y macadam.

Dudo que las asambleas de representantes produzcan fuentes y que los historiadores al escribir historias puedan decir en efecto así se escribieron esos registros. Quizás los estratígrafos del futuro alcancen a decir así se quemaban combustibles fósiles en esos tiempos.

Este sorprendente anacronismo de nuestros convencionales es explicable por la escasa lectura de Kafka contemporánea, el autor que mejor nos puede guiar en las penumbras del antropoceno.

Aunque no contiene ninguna formulación política propositiva, su distancia de los uniformes, de las máquinas, de las oficinas, tanto como su vegetarianismo, su ascetismo estético, su culto del hambre y el valor de las palabras, la extrañeza frente a las cuestiones obvias y a lo que todo el mundo ya sabe, la noble proximidad identitaria con escarabajos, perros, ratones, son la mejor guía para preguntarse por ejemplo, cómo tras dos años de padeceres los chilenos seguimos en el mismo sitio, bajo las mismas miradas policiales, en el mismo papeleo burocrático. Signos abrumadores de la inutilidad misma de todo el aparataje político democrático representativo y de toda la parafernalia intelectual de occidente, para encarar de forma justa, abierta, no violenta, un problema enredado. Los señores que se propusieron domesticar la historia a punta de economía y códices, hoy se declaran incompetentes y denominan a los hechos causados por su propia torpeza como un «estallido». Desplazan al azar o a la explosividad de una materia extraña, su responsabilidad política, los desastres causados .

Kafka nos libera de la constricción de pensar en términos de desarrollo, crecimiento o economía. Nos libera de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción, de la alienación de trabajo. Pero nos compensa con la compasión, la pequeña ternura.

Podemos aprender a pensar y escribir con pulmón de tuberculoso, como Chejov nos enseñó.

Kafka quería volverse indio:

ah, si uno pudiera ser un piel roja, siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas, porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas, porque no hacen falta las riendas, sin apenas ver ante sí que el campo es una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.

Kafka no se engañaba.

Calypso, Miraflores y Gente de mar

El 18 de febrero de 1990 una nave escorada y sobrepoblada naufragó trágicamente en el viaje de regreso de una final de fútbol amateur, en Valdivia.

Antropoceno es una situación muy parecida. Solo podemos avisar a los pasajeros que no se agiten ni compliquen el viaje. A la tripulación, pedimos que sepa gobernar la nave, leer las cartas y atender el meteo.

A nuestros convencionales y al@ president@ del porvenir, que sepan leer la tragedia del calypso, los datos del antropoceno y sembrar la calma.

Gobernar – kybernes- exige recursividad, datos y sentidos. No es mucho pedir.

¿Una constitución para el antropoceno o un antropoceno para la constitución?

1792 fue el resultado de una crisis ecológica provocada por una reducción de la actividad solar, sin embargo en los textos constitucionales nada de eso fue considerado. El colapso del Chile popular en los 70 es mejor entendido como la crisis ecológica de la ISI, vislumbrada en ese momento por Raùl Elizalde, Luis Oyarzùn, Carlos Muñoz, entre otros.

Pero esta vez ya conocidos los informe del Club de Roma, Conferencia de Rìo, del IPCC y reconocimiento masivo del Antropoceno, no podemos desentendernos de la causalidad bio climática de la crisis política que ha desembocado en la elaboraciòn de una nueva constituciòn. No es la transición a la democracia la que culmina, sino la transición al antropoceno.  

El texto constitucional nace en el antropoceno y debe estar al servicio del abordaje político institucional de la crisis. 

Esto implica que

1 Los considerando que encabecen la redacción de la carta magna deben aludir a una comprensiòn comùn de la crisis bioclimàtica que vivimos

2 Los mecanismos de gobierno deben ser definidos como instrumentos para el gobierno en/de una crisis bioclimàtica, esto es deben incluir formas sensibles de ajustarse en tiempo real a la variabilidad de un proceso vital, en la búsqueda continua de formas de anàlisis y propuestas capaces de recursividad y respuestas de ajuste fino del mismo modo. 

3 Esto implica un mapa político que no se puede dibujar de modo  antropocéntrico a lo largo de una línea horizontal con un centro y dos brazos. Descripciones más adecuadas al presente son  la geometrìa de la curva de Keeling, la mancha del sur, las imàgenes de Jill Pelto, el polen en los sedimentos, la dendrocronología, la estratigrafìa de los ice-core. ¿Quién está a la derecha  o a la izquierda en esas cartografìas polìticas de la tierra?

4  Asì las cosas ni el promedio ni la moda son las mejores expresiones del paisaje polìtico. La gravedad de la regla de los ⅔ no tiene tanto que ver con la ausencia de soberanìa respecto del pasado, sino con que esa regla de pasado es errònea porque pertenece a un pasado equivocado. 

Una verdad que requiere ⅔ de aprobación es una verdad homeopáticamente diluida. Comprensiones como la de Keeling con seguridad no son compartidas por esa proporción de la población general, pero eso no la hace menos verdadera.

septiembre 2021

Cybersyn revisitada: ingenieros y biólogos unidos jamás serán vencidos

Cuadernos de Beaucheff ha dedicado su número 1,  Vol. 5  de este año 2021 a volver los pasos sobre Cybersyn. Se titula Nostalgia del futuro: ciencia, tecnología y sociedad en Chile. A 50 años del proyecto Cybersyn y considera 16 valiosos artículos (https://revistasdex.uchile.cl/index.php/cdb)

Nuestra lectura desordenada y biológica ha partido por los amigos, leyendo el texto de Claudio Gutiérrez y Juan Alvarez El proyecto Cybersyn sus antecedentes técnicos. Luego he ido a la traducción del texto de Leibniz Historia y elogio de la lengua o característica universal (1680), introducida por Rodrigo Fernández en Orígenes de la cibernética. Introducción a «Historia y elogio de la lengua o característica universal», de Gottfried Wilhelm Leibniz. Después de eso he ido al texto de David Maulén Primero que nada y antes del neoliberalismo. En torno de la bio-política de la cibernética latinoamericana.

Así saltando de texto en texto, he llegado al inicio y presentación, para enterarme de la génesis del número. Como editor creo poder sopesar el esfuerzo realizado y aquilatar el tiempo dispensado para producir este aporte a la reflexión local sobre ciencias y política.

No se trata de un ejercicio hacia el pasado y veo tanto en los artículos ya mencionados, especialmente el de Gutiérrez y en Cybersyn desde la “escuela berlinesa” de estudios y teorías de medios. Una perspectiva poshumanista de Diego Gómez-Venegas, un laborioso esfuerzo por pensar el presente.

Rehabilitar el pensamiento cibernético sitúa la información como un punto central, permitiendo retomar la cuestión de la interacción entre seres vivos y también llevarlo a la vinculación con organizaciones no vivas. Que podrían ser llamadas virus, vórtices o incluso máquinas.

Recursividad como forma no energética de intercambios, sin proporcionalidad con la masa o fuerza del intercambio, es una tercera vía para explorar esa forma de relacionarnos.

Pese al predominio ingenieril y a los “éxitos mundanos” de la reflexión actual, no es menos cierto que el silencio biológico y la ojeada  a los “fracasos mundanos” (lèase Antropoceno) convocan a una mesa común.

En tiempos en que el debate político es monopolizado por el perfeccionamiento de las mismas formas de gobierno, Cybersyn puede susurrarnos que es posible no sòlo imaginar sino poner en marcha formas de gobierno otras, no las del contagio, el temor, ni las de la violencia o el sacrificio, pero tampoco las del automatismo, ni del protocolo o de la máquina.

Una alegría encontrarse con este número de Cuadernos. Leerlo de pe a pa es lo menos que podemos hacer con él.

The Life organic. The theoretical Biology Club and the roots of Epigenetics

Erik Peterson

University of Pittsburgh Press, 2016, Pittsburgh.

Esta historia se inicia con la visita de Bergson a Columbia en 1913. En pleno debate de vitalistas y mecanicistas, o Driesch versus Roux, a partir de un experimento en embriones.

Pero el tema real es la historia de estos terceristas, que desde la Inglaterra de entreguerras buscaron saldar la cuestiòn vitalismo mecanicismo mediante una alternativa distinta.

Las figuras claves son Joseph Needham, Conrad Waddington, Joseph  Woodger y John Bernal. Cada uno de ellos, por sí solo, gigante del trabajo y la producción intelectual. Con una mirìada de aportes de sus contemporáneos, como por ejemplo el crucial experimento de Hilde Mangold. En conjunto, un colectivo intelectual de breve duración pero de intensa creatividad.

Estudios como el que este libro resume revelan la intimidad de grupos laureados, sus compromisos estéticos y políticos, sus fracasos en la guerrilla académica. Pero subrayan lo crucial que es contar con un pequeño colectivo, sus espacios de vigor y flexibilidad. En la atmósfera intelectual de este grupo humano se respira la filosofía de Whitehead.

También está aquí la recursividad, la recuperación de la expresión epigénesis para la biología, la cibernética, las cuestiones técnicas de Simondon, unas señas para entender la autopoiesis. Y aquilatar en donde nace la frustrante historia que entiende al ADN como matriz litogràfica de la vida, a la biologìa molecular como la biologìa sin más, el olvido de las ecologìas y los problemas actuales.

Para los interesados, llegué a este libro gracias a una cita de un texto de Yuk Hui: Recursivity and contingency, en el que abunda en el análisis de estas últimas cuestiones y que según el autor podría haberse llamado Espectros de Needham.

Las promesas de los monstruos. Ensayos sobre ciencia, naturaleza y otros inadaptables.

Donna Haraway

Holobioente, Barcelona, 2019.

Las traducciones al español de Haraway están avanzando velozmente. Con fortuna. Una bióloga con profundo conocimiento de la filosofìa contemporànea y de los estudios de ciencia y técnica, su libro más reciente ya está en versión española (Staying with the trouble). Los textos que aquí se publican son de los 90 y uno del 2000. Pero ojo, no son artículos sólo para sus más fanáticos lectores, han sobrevivido con toda pertinencia y actualidad a tres décadas intensas.

Haraway se ha perfilado como una pensadora de la biología, del feminismo y del radicalismo político muy certera. Sus reflexiones más actuales sobre antropoceno (ella usó chuctuloceno para abrir el horizonte), redibujan su oposición a  la gran separación naturaleza cultura, en la urgente perspectiva actual de una acción tanto política como biológica.

El último mensaje que tengo a la mano de ella es la contratapa del libro de Eduardo Kohn Còmo piensan los bosques. Cito la contratapa:

Un bosque que piensa no es una metáfora. Arraigado en configuraciones de mundo (worldings) ricas en compost, semiòticas pero no simbòlicas, este libro enseña a quien lee que los encuentros otros-que-humanos abren posibilidades para la realizaciòn emergente de mundos y no solamente de puntos de vista sobre el mundo. Pensar con el mundo otro-que-humano muestra que lo que les humanes comparten con todos los seres vivientes es el hecho de que todos vivimos con y a través de signos. La vida es constitutivamente semiòtica.

Que los que nos gobiernan lean a la Haraway. Por favor.

¿En qué punto estamos? La epidemia como política

Giorgio Agamben

Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2021

Una antología de 22 textos breves publicados durante la pandemia por el filósofo italiano, que está próximo a los 80 ( n. 1942).  Un libro que conmueve por su claridad y precisión. Que rescata el valor de la filosofìa como abordaje sereno y reflexivo de los problemas importantes.

Leí este libro de forma muy distinta a como había entrado en su Homo Sacer por ejemplo hace algunos años atrás. En ese entonces un texto clave, pero dentro de mis investigaciones y deberes académicos. Ahora está compilación mínima de 132 páginas, la abrí de un golpe y vuelvo a ella.  La primera de febrero del 2020, fue parte de mis primeros encuentros con la pandemia, pero ahora parece un texto señero, valiente, exacto.

Su teoría lo había preparado para esto. Pero fue de los pocos que señaló con precisión lo que estaba implicado, centrándose sobre la biología del problema, para sostener una perspectiva serena.

De su texto 15 Réquiem por los estudiantes, 24 mayo 2020, cito sus pàrrafos finales:

1) Los profesores que aceptan —como lo están haciendo en masa— someterse a la nueva dictadura telemática y realizar sus cursos sólo en línea son el equivalente perfecto de los docentes universitarios que juraron lealtad al régimen fascista en 1931. Como ocurrió entonces, es probable que sólo quince de cada mil se nieguen, pero ciertamente sus nombres serán recordados junto con los de los quince docentes que no prestaron juramento.

2) Los estudiantes que aman verdaderamente el estudio tendrán que negarse a inscribirse en las universidades así transformadas y, como en su origen, constituirse en nuevas universitates, dentro de las cuales sólo, frente a la barbarie tecnológica, podrá mantenerse viva la palabra del pasado y nacerá —si es que nace— algo así como una nueva cultura.

CONTRA LA NATURALEZA

Lorraine Daston

Herder, 2020, Barcelona

La expresión naturaleza tiene raíces modernas. Divide al mundo de la physis, al cosmos, en dos: dejando en el pedazo opuesto a este invitado iluminista: lo social.

Daston sin embargo ataca al problema desde otro ángulo. Desde los tres significados más usuales de Naturaleza: como algo especìfico, como ley universal y como algo local. En este pequeño texto de 96 páginas nos propone instalarnos plenamente en nuestro perspectivismo humano, incluso en la tradición kantiana.

Diario del año de la peste

Daniel Defoe

Alba, barcelona, 202

La reconstitución de 1665 50 años después, es una joya de la escritura. Defoe se inviste de un antepasado para escribir como un testigo figurado que encuentra un documento vívido de la peste. Tiempos de loimología más que de epidemiología, sus cifras, sus análisis de la serie de datos en el tiempo, de las conductas locales y las personas, son también una pieza de la epidemiología de las enfermedades contagiosas.

Camus sin duda debió leer este texto –al menos cita a Defoe en la entrada de su libro– que abunda en las cuestiones económicas, sociológicas, políticas y médicas, cuestiona los encierros, revela la arbitrariedad de las decisiones y ejemplifica la proliferación de protocolos. Project Gutenberg liberó la versión original el 2006 y es útil contrastar palabras como contaminación, infección, salud pública o mal, que el traductor ha adaptado a los tiempos actuales. Sòlo para complementar este viaje, habría que señalar que tambièn se leen con provecho la versiòn de William McNeill Plagas y pueblos  de siglo XXI Madrid 1984 y un pequeño compilado de París 1832: la epidemia del cólera, con textos de Heine y Chauitebrian, en sequitur Madrid 2021.

El placer borrado. Clìtorís y pensamiento

Catherine Malabou

Cebra/Palinodia, Santiago de Chile, 2021

Un libro sobre este órgano que la autora misma define como un anarquista. Una especie de Artaud de los órganos.

Una traducción de la versión original de 2020 de la filósofa francesa Catherine Malabou, realizada por Horacio Pons. Mi lectura masculina de la traducción también masculina, me deja masticando lentamente mis malentendidos del problema. Quedo con la convicción de que el pene es una involuciòn respecto del clítoris, que cargamos con un órgano que carece de la especificidad, de la sutileza y de la capacidad de placer. La embriología nos ha entregado un órgano mediocre, que carga al menos con tres funciones distintas y que las empobrece, poniendo sobre él tareas que lo confunden. Hasta ahora hemos agredido tanta sutileza, incomprendido su plenitud, desafiado sus destrezas. La lectura de los malentendidos respecto del clítoris es un mazazo a nuestra masculinidad. Bienvenida!!

Clima y Capital. La vida bajo el antropoceno

Dipesh Chakrabarty

MIMESIS, Santiago, 2021.

Una antologìa de los principales textos (seis)  de este historiador poscolonial Hindù inglès, que dio la espalda al marxismo y se ha concentrado en antropoceno, cuando publica en Critical Inquiry el 2009 sus cuatro tesis respecto del clima de la historia. Por supuesto, ganándose la rabia de autores como Zizek.

Me conmueve este libro primero porque es muy importante que esté traducido un pensador de esta talla, que dice claramente que el marxismo no sirve para entender la actual crisis y que busca nuevas ideas, de una radicalidad ante la cual el marxismo aparece como un pensamiento pobre. Los editores incluyen palabras del autor preparadas para esta versión local, lo que hace este trabajo aún más notable.

Aire fresco a un pensamiento local cuyas alternativas aún se anclan en las costillas de ese Adán moderno que separa lo económico, de lo social, de lo natural.

Segundo, porque es un trabajo editorial de primer nivel y de un diseño envidiable, austero, hermoso, creativo. En sus colofòn final dicen: esperamos contribuir a pensar políticamente la crisis ambiental que habitamos y que profundizamos, con la convicción de que otros mundos son posibles.

 Y tercero, porque abren el libro con una cita de Davi Kopenawa, que expresa justamente esa otra radicalidad en la que se sitúa la publicación y la línea editorial.

Nosotros no usamos la palabra “medio ambiente”. Simplemente decidimos que queremos proteger todo el bosque. “Medio ambiente” es la palabra de otras personas, es una palabra de ustedes los blancos. Lo que llaman “medio ambiente” es lo que queda de lo que han destruido.

Un libro tres veces conmovedor.

Macrocosmos, microcosmos y medicina: Los mundos de Robert Fludd

Joscelyn Godwin

Atalanta, 2018.

Una breve antología ilustrada de la obra de este médico inglés, que cabalga entre renacimiento y revolución científica (1574-1637), por tanto un contemporáneo de Gassendi, Mersenne,  Kepler, Harvey. Un rosacruz, que ve en la medicina también esta armonìa de lo cósmico (como Paracelso), con inquietudes ópticas y maquínicas (como Athanasius Kircher).

Un viaje hacia los senderos obliterados de nuestra profesión, hacia las imágenes y pensamientos clausurados, hacia los signos no explorados, las teorías desechadas. Una ebriedad de lectura, para despertarse otro.

Metamorfosis 

Emanuele Coccia 

Cactus, Buenos Aires 2021.

Durante buena parte del siglo XX la biología fue abandonada por los filósofos. El mismo Foucault tras su valiente e intrépido asalto en las Palabras y las cosas, se conformó con la biopolítica, que contenía en su interior tan sólo una caricatura de biología.

Celebremos a Coccia como parte de una reanimación valorativa  de ese encuentro. Celebremos en este libro un resituarnos en medio de la vida, de su creatividad, fecundidad. De su transformismo a ultranza, frente a las otras especies, al devorarse y por supuesto, al nacer y morir.

Celebremos su puesta en el centro de esta palabra prodigiosa, humilde, luminosa. Invitemos al lector a adentrarse en esta reflexión profunda, clara, bien escrita, con mucho conocimiento biológico actualizado, de una disciplina que hace un esfuerzo investigativo por descaricaturizarse. 

Todo lo que sale de la pluma de Coccia es brillante y comprometedor. Nadie sale igual despùes de haber leído una obra filosófica como esta.  Ni siquiera la filosofìa.

El libro de los Venenos

Dioscórides

màrmara , España, 2019.

Los clásicos a veces asustan. Pero este libro de los venenos y de las fieras que arrojan de sì ponzoña, editado por Antonio Guzmàn Guerra, es pequeño. Es el supuesto libro VI de Materia mèdfica, un tratado escrito por Pedacio Dioscórides  en el siglo I d.C. y es el primer texto de toxicologìa en la medicina de occidente.

Considera los aportes de una traducciòn renacentista de andres laguna y sus comentarios. El libro incluye 69 agentes o patologìas, la mayorìa de ellas de origen animal y vegetal. Solo menciona tres agentes quìmicos: litargirio(plomo), azogue (mercurio) y cal. Si comparamos con un clásico de hoy como el Casaret & Doull’s, que considera animales y plantas en  40 páginas de sus más de 150, podremos ver en qué mundo se escribió este texto.

Un libro indispensable para aquellos que quieran leer y entender en más profundidad la Botica de los Jesuitas del Dr Laval. Pero también necesario para quienes disfruten de una ciencia fantástica, de un libro que a ratos parece escrito por Borges.

Comportamiento social de la fauna nativa de Chile

Luis Ebensperger y Antonieta Labra

Ediciones Universidad Catòlica de Chile, Santiago, 2021

¿Me permitiràn los botánicos que hable de animales? ¿Al menos que comente este libro, que trata de los estudios de la vida social de insectos, pàjaros, mamìferos marinos y/o terrrestres?

Si la salud pública busca ser una sociología y más de la salud y enfermedad, todo lo que nos lleve a mirar la vida colectiva de otros seres vivos es un gran avance. Más si se trata de trabajos sobre la fauna local. 

Una acuciosa revisión del estado actual de las investigaciones en Chile, de los hallazgos y sus contrastes con las teorías y desarrollos a nivel internacional. Con muchas tablas y referencias que nos dejan sorprendidos de lo que se ha estudiado y del saber acumulado. Por supuesto todo en lenguaje técnico. Pero leíble en forma amena, como los mejores libros de Maeterlinck al respecto de abejas, termitas y hormigas.

La biología nos lleva la delantera. 

USOS Y COSTUMBRES DE LOS ARAUCANOS 

CLAUDIO GAY

Traducción y edición de Diego Milos

Santiago de Chile, Taurus, 2019 (3 edición)

Nuestro destino es volvernos indios. Este libro debería ayudar a los indecisos/escépticos/ingenuos. Mi lista de los que han hecho el camino incluye a Lautaro, Jemmy Button, Lautaro Edén Wellington, Benjamín Subercaseux y ahora, además de enterarme de que:

Muchos de los jóvenes hijos de caciques que hicieron sus estudios en Santiago o en Chillán se quitaron inmediatamente ese tinte de civilización, felices de volver a pertenecerse a ellos mismos…una vez concluidas las guerras [ de Independencia], casi todos volvieron a su vida incivil, cuyo encanto es incomprensible para nuestros hábitos sociales” (p. 351).

No hay cómo no sumarse a esas legiones, si el mismo autor señala: 

tampoco vemos sus placeres tumultuosos [de los países civilizados], su refinamiento criminal, ni esos atentados que solo podemos mitigar con una fuerte policía (p. 42).

La sola promesa de vivir sin el riesgo de ese cuasi-acontecimiento mortal es una señal inequívoca para emprender nuestra regresión. 

Debo reconocer que Phillipi me tenía con desconfianza hacia Gay. Se quejaba del desorden y la ignorancia en que dejó el Museo de Historia Natural y por varios años le creí. Por suerte, Diego Milos me aludió a su traducción y acabo de cerrar sus páginas reencantado con la admiración de Gay por los mapuches.

Se trata de un gesto tremendo, para un culto decimonónico, que logra mirar a españoles y originarios desde un tercer lugar. No llega a decir que instalaron una guerra de ocupación, pero claramente señala que sus propósito era el exterminio. Sin duda sus simpatías están con el bando perdedor. La guerra de ocupación lleva ya 500 años y el golpe de estado de 1973 es uno de sus tantos episodios.

Imagino el trabajo que ha hecho Diego Milos para ordenar, reordenar, traducir ese francés, buscar las equivalencias actuales sea del lenguaje corriente, botánico o etnográfico. Siete años en medio de estos manuscritos, braceando para no ser arrastrado.

Pero ahora que estamos en la otra orilla, podemos valorar la obra de este estudiante de Medicina y Farmacia que no se tituló por aprender historia natural y salir a terreno. Un gesto de salvajismo intelectual.

El traductor ha organizado una obra no publicada en vida para esta su primera versión en español ( y parece ser la primera publicación), en cinco grandes apartados: Fisionomía y carácter; poder, intercambios y justicia, vida social y material, saberes y creencias, origen y civilización.

En todos ellos hay perspectivas, saberes, alusiones que borronean lo que creíamos saber. De entre todos esos detalles, destaco dos. Las artes adivinatorias narradas por Gay parecen ser más una forma de decidir ante algo trivial, que una poderosa estructura social. Apoyar al bando de Cruz o de Bulnes en 1851 que nos puede parecer un momento de inflexión histórica, se resuelve según la forma en que el adivino interpreta si el toro vencedor es tal o cual general. Sencillamente sabio. El segundo, la comunidad de rondas que sorben un ají. Imagino a nuestras seremis horrorizadas de tan estrecho contacto.

Los manuscritos de Gay pasan de la botánica a la etnografía de un modo vertiginoso y muy propio de las ciencias del porvenir, sin descuidar una sabrosa mezcla entre progresismo y nostalgia, que alude a Joseph de Maistre.

El texto dice Milos puede haber sido escrito entre 1869 y 1871, es decir tras los dos largos viajes de Gay a Chile, la producción de los 30 tomos de la historia natural y política de Chile y su maduración de lo vivido -incluido fiasco matrimonial y tragedia paternal- acá, allá y en el mundo intelectual. 

Gay discute el origen del hombre americano en términos muy convincentes. También se cuida de ofrecer sus respetos a la Biblia. También discute monogénesis y poligénesis. Para mi entendimiento, hoy estamos más cerca de esta última noción.

En ninguno de los temas que revisa Gay deja de sentirse una profunda simpatía por nuestro pueblo. Fisionomía, alimentación, lengua, salud, medicina, sueños, creencias, moral. Y aunque repite la cábala de todo etnógrafo, esto es presagiar la desaparición de su objeto de estudio, deja entrever que tampoco cree en su pronóstico,

Y aunque como buen europeo no puede dejar de lado la cuestión del canibalismo, deja una nota irónica: las ponen a cocer con arrayán. Cierro entonces el libro sabiendo que mi Luma apiculata plantada acá en Valparaíso hace dos semanas podría serme de alguna utilidad.