Mirar al sol de frente

Esta madrugada fue posible mirar al sol al menos una hora después del levante. Los humos han llegado hasta la zona central.

Hace algunas semanas la región metropolitana tuvo su primera emergencia ambiental en verano.

Los humos invisibles han vuelto a dar paso a los visibles.

Miremos a través de ese mismo humo el sol de nuestros periódicos on line. Nos cuentan que el gobierno subsidió en 2.600 millones de dólares el uso de combustibles fósiles durante el 2022. Carabineros ha detenido al supuesto autor de los incendios. No son las petroleras, no es el calentamiento global, no son las hectáreas de pastizales, el desmantelamiento de CONAF, sino un anciano de 73 años que usó un esmeril eléctrico mientras reparaba un portón.

En esa misma luminosidad vemos los llamados a seguir creciendo, a seguir apostando a la economía, al desarrollo.

Fanfarria mayor para encantar con una nueva constitución, insistir en los speech acts y el rol performativo de las palabras. Por supuesto entre alambre de púas.

Nunca una élite dirigente fue más incapaz para mirar el sol de frente. Aunque los humos de los fuegos la acosen.

sexta extinción>antropoceno>crisis climática>cambio climático

Morton señala que es mejor hablar de sexta extinción que de crisis climática o antropoceno. Es cierto, lo más importante de lo que ocurre es la sexta extinción. Y entre los extinguibles estamos los humanos, la única especie que cree ser una especie.

Estamos en medio de nuestra extinción. Saberlo es el secreto de la sobrevivencia. Como los Kawashkar condenados a la extinción, o los Changos. La marca de su extinción inminente o ya ocurrida es el secreto de su obstinada persistencia.

Como los marcianos que devuelven una larga mirada silenciosa desde el agua ondulante en las últimas líneas de Crónicas Marcianas.

Zen y el arte de comprender la UP

Aparentemente nada más lejano y ajeno que la práctica Zen y la Unidad Popular. Pero a 50 años de la tragedia, es más sencillo comprender algunas conexiones íntimas.

Es cierto que los años 70-73 fueron años de extroversión y mundanidad y que la reflexión personal, la espiritualidad y la meditación parecían innecesarias.

El fracaso de la UP nos enseñó que todo está vinculado con todo. Podríamos hablar de existencia ecológica, si acaso estamos dispuestos a aceptar que la tierra no es ni será una casa grande. Y que a lo mejor, nuestra casa debería ser un pequeño planeta: es decir un lugar abierto, con muchas ecologías.

La crisis de la Unidad Popular ya lo hemos dicho fue una crisis del Antropoceno. Sólo que en esos tiempos se hablaba de los recursos naturales renovables, una crisis del DDT usado para controlar mosquitos o Malatión para la mosca de la fruta.

Pero también la UP fue una salvaje crisis del pensamiento occidental, de los regímenes de policía, de economía y de industrialización.

Y esa crisis de dualismo en dualismo nos ha llevado a este hoy en que pese a tener tanta economía somos más pobres, tanta policía y hemos multiplicado la delincuencia, tanta universidad y hemos llevado la ignorancia y la falta de respeto a los más altos sitiales de la nación, tanto control para terminar caminando en un suelo impregnado de violencia.

Mejor sería pensar la UP como nuestro karma. Una acción que persiste y nos asfixia, de error en error.

En medio de la crisis salvaje de convivencia, que llena de insultos los intercambios en las calles, que tienta a manchar de grafitis las cenizas de lo que este país fue, y sin perspectivas de salida, ZEN es el arte de respirar sentados, sin afán, sin propósito.

Al lado de la inútil transmisión generacional mediante universidades privadas (ya no hay universidades públicas en Chile) en edificios que son pisos y pisos de salas, sillas y data shows, el zen enseña la práctica, en un doyo, con un maestro que revisa la forma en que las manos se enlazan y reconoce allí a su estudiante.

Respirar con el mentón hacia adentro a 50 años de la UP: el arte de comprender lo ocurrido

¿Ciencias sociales en la crisis actual?

Al leer el libro El golpe al libro y a las bibliotecas de la Universidad de Chile: limpieza y censura en el corazón de la universidad, uno queda impactado con la magnitud y precisión del ataque a los libros y bibliotecas de la Universidad de Chile a partir del golpe de estado. Nos robaron y quemaron muchos libros el 14 de septiembre de 1973, de modo que no hablo como un ingenuo que recién despierta. Pero no había sido capaz de sospechar la delicada precisión de las instrucciones para eliminar algunos códigos exactos de la clasificación Dewey, y autores como Roque Dalton, León Dion o Eduardo Galeano.

Tal como en las casas no recuperamos las pérdidas irrelevantes, en el país no hemos considerado necesario restaurar esas bibliotecas, esas universidades, esos libros, esos bibliotecarios. 

El impacto sobre el país está a la vista. Sobre las ciencias sociales. Estas últimas además se han visto sometidas a una especie de domesticación, que ha vuelto roma su agudeza crítica.

Esta falla tiene implicancias severas puesto que impide comprender los vericuetos colectivos, epistémicos y de organización humana que están en la base de la transformación antropocénica y por tanto, de la crisis actual.

Podríamos analogar la comprensión geológica del impacto de la fotosíntesis, con una mirada sobre los efectos planetarios, las concentraciones de oxígeno y las huellas de fenómenos oxidativos en el arqueano. Tiene también su correlato  en la comprensión específica de la simbiosis entre bacterias y cloroplastos, digamos de los agentes oxigenantes y de las transformaciones colectivas, que dan origen a esa oxigenación.

Para el caso de los humanos, necesitamos los saberes de las ciencias sociales para considerar las dinámicas de la especie humana que desencadenan el Antropoceno. Sabemos demasiado bien los efectos sobre la temperatura, el Co2, los océanos, el agua, los suelos, los minerales, los plásticos.

Instalados en plena crisis la comprensión de porqué este colectivo humano -occidente, modernidad –  ha desencadenado esta colosal debacle, es una cuestión pendiente. Son las ciencias sociales las que poseen mayor experiencia para acometer esa mirada que es además fundamental para una acción coordinada de respuesta. Las ciencias sociales están en deuda. 

Nos atrevemos a decir que el sentido común de la especie, un valor de primera importancia en la conformación de la potencia de la agencia humana, hoy tiene poca conexión con la realidad. La distancia entre lo que creemos que sucede y lo que sucede, como entendimiento colectivo es enorme. 

El sentido común holocénico occidental,en el cual se sustentan las conductas y la vida mayoritaria de la especie, ya no sirve. 

Las universidades y los partidos políticos, los medios de comunicación y las redes, las carreteras y los parlamentos son de poca ayuda en este momento. 

Pero unas ciencias sociales activas y diversas mezcladas con humanidades y artes de todo tipo, son el preciado argumento para extrañarse de la crisis, tomar distancia, desarmar el sentido común agrícola y sedentario, vislumbrar sentidos comunes del movimiento, asimétricos, fuera del equilibrio.

Nacimiento de la clínica: manifiesto por una nueva traducción

Los abajo firmantes, convocamos a un vasto movimiento internacional para tener prontamente una versión en español actualizada del clásico texto de Michel Focault.

Tres razones principales nos asisten:

1 Michel Foucault hoy es una autor más diverso, mejor conocido y muchísimo más comentado que el de 1966. Su voz en el Collége de France es la de un autor prácticamente distinto. El buceo en sus archivos también ha iluminado frases e ideas que parecían oscuras o ambiguas.

2 La medicina – o la mirada médica- también ha tenido transformaciones radicales: la masificación de la ecografía, las diversidades de TAC ( considerando la de positrones también), las variantes de la Resonancia Nuclear Magnética y el sin número de imágenes angiográficas, cintigráficas, de la misma anatomía patológica que campeaba en el Abrid unos cadáveres!, es tal que la lectura del libro ya no puede ser la misma de 1966. Por otra parte, la intervención política mundial a guisa de Covid 19, también producen otra mirada de la cuestión de las epidemias y del rol de la salud pública.

3 Los estudios STS que conectan con este texto de Foucault han proliferado: Anne Marie Mol, Peter Keating y Alberto Cambrosio, Joseph Dummit, Jeremy Greene, Harry Collins, Trevor Pinch. Los estudios históricos de la medicina, también han cambiado nuestra lectura de la obra de Foucault o han desentrañado hechos que son notables pies de página en sus libros: Ilana Lowy, Roy Porter o el mismo Mirko Grmek y en América, Diego Armus, Marcia Barros, Sandra Caponi, Emilio Quevedo, María Angélica Illanes. El campo de la Bioética nacional en las reflexiones de Miguel Kottow y Reinaldo Bustos también representan refracciones peculiares y enriquecedoras de El nacimiento de la clínica.

Por una traducción actual ahora!!!

Valparaíso, 31 de diciembre del 2022

EL CANGREJO Y EL MAR

Si coloco el origen del sistema de coordenadas en mis pies puedo contarles que  a orillas del así llamado Océano Pacifico (que de pacífico tiene muy poco), más específicamente, en las orillas de la Playa Portales (Valparaíso-Chile) acompañado por mi perro y un volantín cargado sobre mis espaldas bronceadas por el sol y el aire marino, me encontraba en mis años juveniles como a un metro setenta centímetros mirando las ondas del mar suaves y tranquilas llegar hasta mis pies, a la vez que sentía como el agua salada escurría bajo las plantas de los mismos socavando la arena que yacía bajo ellos, en particular y de manera notable bajo mis talones. Esto último provocaba naturalmente una tendencia a «irme de espalda el loro», y también la natural reacción a recuperar el equilibrio y la vertical (tal vez debiera decir la radial para ser más preciso).  

De pronto el escurrir retroactivo del agua de mar dejo al descubierto un cangrejo que se acercó lentamente hasta mi pie derecho (origen del sistema de coordenadas) y colocó su tenaza alrededor del dedo meñique, no hice ningún intento por retirar mi pie de su alcancé y tampoco le permití a mi perro que lo molestará. Abrió su tenaza, la puso alrededor de mi dedo meñique del pie y apretó, supongo que con la intención (o solo el instinto) de llevarse parte del dedo meñique para su almuerzo. No me dolió mucho. Pero tuve que agacharme para llegar al origen del sistema coordenado y tomar con los dedos índice y pulgar de ambas manos sendos lados de sus tenazas y abrirlas con toda consideración y delicadeza, para liberar el dedo meñique de mi pie derecho (del cual emergieron algunas gotas de sangre) y no causarle daño a la estructura del cangrejo. La jaiba se retiró, pero no sin que antes me mostrará su sistema defensivo, levantado sus dos tenazas abiertas al máximo y dirigiéndolas hacia mí, firmemente parada en el las restantes patas y mirándome sin parpadear (tal vez estos seres misteriosos no tienen parpados, no lo sé). 

Con ese nivel de acercamiento vi sus ojos como dos perlas negras y pequeñas, insondables,  de una oscuridad impenetrable, incrustadas sobre un par de pilares tubulares pequeños que sobresalían de su coraza. Parecía un pequeño monstruo salido de las profundidades de un mar misterioso.

La jaiba estaba provista de un caparazón duro, calcáreo, de ribetes como los de las empanadas caseras, con forma de una superficie elíptica y curva imposible de reproducir exactamente y, bajo la cual emergían sus extremidades que poseían el mismo color rojizo-anaranjado de su fortaleza. 

Probablemente, si uno tuviera dimensiones similares a las suyas, o ellas tuvieran dimensiones similares a las nuestras, nos causarían temor. 

Se alejó entre las ondas suaves del mar y la arena como si no hubiese pasado nada, con un andar parsimonioso y lento, como si su propia vida no hubiese estado en riesgo.  

Desde atrás se veía graciosa y descuidadamente natural. No la he vuelto a ver. 

Pero, me imagino que todavía anda por estas orillas o alguna orilla de islas lejanas y desconocidas buscando su alimento, entrando y saliendo de cofres abandonados y basurales , o tal vez algún pescador artesanal o industrial la atrapo sin siquiera distinguirla, para convertirla en chupe de jaiba, o paila marina, o material para fabricar algún cosmético que a los seres humanos los haga aparecer con una piel más suave y sin manchas frente a sus semejantes, o ya murió de muerte natural y su caparazón flota a la deriva como una pequeña embarcación que lleva consigo algunos pedazos de algas marinas, un poco de arena y pulgas de mar (tampoco sé cuánto vive una jaiba o cangrejo, de acuerdo a nuestro sistema métrico, si es que no es depredada o le ocurre algún siniestro fatal para su sobrevivencia).

Si la volviera a ver, nuevamente la dejaría acercarse a mi dedo meñique del pie derecho para que intentara una vez más sacarle algún pedazo, y tener otra oportunidad de mirar sus ojos negros insondables e intentar descifrar el misterio que existe detrás de ellos y, tal vez con un poco de suerte tener acceso a las profundidades que ha explorado en búsqueda de su sobrevivencia, recreación y reproducción.

Fue un evento único, que no se ha vuelto a repetir.  

Tampoco tengo mucha idea de cuál es la presión que es capaz de aguantar el caparazón de una jaiba de acuerdo a nuestro sistema métrico y, en consecuencia, no sé a qué profundidades es capaz de llegar una jaiba o un cangrejo sin implosionar.

Sin embargo, ellas lo saben, y a mí no me importa mucho esa información.   

Para aquellos que me quieran ayudar a encontrarla nuevamente, si es que todavía existe, se puede reconocer, porque tiene un número infinito de ribetes, pliegues o rizomas alrededor de la orilla superior de su caparazón. Son costras, durezas calcáreas infinitesimales.    

El mar, siempre el mar que golpea estas orillas desde tiempos inmemoriales convirtiendo la roca en arena y dejando una espuma blanca como serpentina donde llega, para que el sol la seque dejando la arena apretada por la sal. El mar y la jaiba ¿quién ha visto el mar? y, sin embargo, escucho el reventar de las olas subir por la Quebrada Cabriterias cada noche antes de quedarme dormido. La ola continua a través del aire que llena la quebrada hasta que llega a mis oídos. Cuando hay marejada o temporal el sonido es poderoso, formidable. Envuelto en las tapas de mi cama me imagino el mar hinchándose como un pulmón gigantesco aquí y allá, generando depresiones entre las 

simas, y el pescador luchando contra Poseidón para mantener su pequeña embarcación a flote. Pero, hay un mensaje que viene del fondo del mar que no logro descifrar. Creo que las claves del mensaje están en como rebota la onda sonora dentro de las paredes del túnel que une la Quebrada Cabriterías con la costa, pasando por debajo de la Avenida España a la altura de Yolanda y su posteriores rebotes en las hojas de los árboles y la topografía de la quebrada. Hay que transitar la quebrada y el túnel en una noche oscura, sin luna, para concentrar la atención en los rebotes. En cada rebote se va rebelando el mensaje.        

Cabriterías es una de las quebradas más profundas de Valparaíso que separa los así llamados Cerros El Barón y Los Placeres, y por donde bajaron y mataron a Diego Portales, un dictador cuya maldad ha sido denunciada en los últimos decenios por diferentes historiadores de la historia de Chile. Yo la recorrí en fila india junto a una pandilla de alrededor de 20 integrantes entre los cuales se encontraba mi hermano menor Mario (cuyas edades variaban entre los 10 y los 25 años) desde el mar a la ruta 68 y desde esta al mar, atravesando ambos túneles. 

El tunel que conecta la Quebrada Cabriteria y la costa, pasa por debajo del sector así llamado Yolanda de la Avenida España. Aparecíamos en la playa como una banda de piratas jóvenes provistos de perros, volantines, pelota de balón pie, paletas que nos había fabricado nuestro segundo padre Sergio Zamora (el Carpintero), con los traje de baños puesto, torso descubierto y por su puesto sin toallas y «a pata pela». La salida del túnel está al sur de donde se encuentra ubicada la UTFSM, así que teníamos que caminar por la orilla de la costa en dirección norte, cruzar el así llamado (por ese entonces) Balneario Los Placeres que quedaba frente a la UTFSM y ya no existe como balneario, ni playa, y donde a veces nos quedábamos a jugar, nadar y saltar desde la Roca del Mono al mar asiendo gala y piruetas de nuestras habilidades físicas, y otras veces continuábamos hacía el norte hasta llegar a la Playa Portales, que por cierto hay que distinguirla en el lenguaje de la Caleta Portales y que quedan ambas dos a poca distancia de la UTFSM. 

Fue en una de estas incursiones junto a Carlos y Lucho Frede, Pinilla, Aldo y Alfredo Aravena, Juan y Julio Neira, Guata de Lápiz, Arturo, y mi hermano, entre otros pinganillas que se me van los nombres en este momento, que me acerqué a la orilla y tuve el encuentro con el cangrejo con ojos de perlas negras como bolas de billar en miniatura. Sospecho que él estaba al tanto de los misterios del mar. Sospecho que él sabe cosas que yo no se. De otra forma no me explico la forma que adoptó, y en particular sus ojos impenetrables, profundos e insondables como el mar.    (Oscar «Yoga» Orellana)

FOI-SE LATOUR, UM CHEF DE CUISINE EUROPEU DE VERDADES DIFÍCEIS E ÚTEIS TAMBÉM AOS BRASIS


É como se Bruno Latour houvesse nascido em uma nova cozinha onde só houvesse novos ingredientes e
condições para preparar os pratos a serem servidos a exigentes comensais pensadores das ciências e das
tecnologias. Tendo ele sempre estado nesta nova cozinha, de cuja construção participou como um dos
principais arquitetos, e dotado de excepcional capacidade comunicativa, Latour quase não teve opção a
não ser militar ativamente a favor da nova culinária.
Os Science Studies são a nova cozinha. De fato, ela não chega a ter propriamente uma arquitetura, mas
seus primeiros ingredientes, temperos e equipamentos foram definidos nos “estudos de laboratório” dos
anos 1970-1980. A partir daí, Chef Latour elaborou um novo e diverso cardápio de políticas de
conhecimentos tecnocientíficos, ecológicos, verdes, orgânicos, caipiras, ancestrais: “o artigo científico”,
“hierarquias, autoridades e escalas na tecnociência”, “Natureza-Sociedade – uma ‘trama inconsútil’”, “o
chamado ‘modelo de difusão’”, “onde aterrar?” e muitos outros que, uma vez (re)“situados” no Brasil,
trazem à mesa alternativas à fast food envenenadora da intelectualidade conformada à colonialidade
brasileira.
Se, como dizem por aqui, a cozinha é o centro da casa, Latour soube como poucos nos levar novamente
ao centro, às tecnologias e aos saberes dos experts ocultos nas bancadas. Seu interesse pelos ingredientes
e temperos, suas agências e sua capacidade de “fazer fazer”.
Ao longo de décadas de associações livres Latour ajudou a recompor o cenário CTS no Brasil levando-
nos a dialogar com etnólogos, ecólogos, biólogos, filósofos, designers, economistas, lideranças indígenas
e quem mais reivindicasse coabitar a Terra. Reconhecimento e partilha que o acompanharam desde sua
crítica ao estatuto dos modernos ao propor um terceiro princípio de simetria, aquele que não apartasse os
próprios modernos das perspectivas dos não-modernos.
Latour foi profícuo em descrever modos de existência, e ao fazer isso forjou ferramentas teóricas tão
potentes capazes de agir como inscritores de tantos mundos possíveis quanto fôssemos capazes de viver.
O caminho nunca foi evidente, mas como “formigas”, sigamos seu rastro.

Ivan da Costa Marques
Guilherme Sá
São Paulo/Brasília, 9 de outubro de 2022

Lea además Tehttps://antropocenozc.files.wordpress.com/2022/10/ciencia-tecnologia-e-ativismo-militante-em-bruno-latour-engenhariavolume3-395-436.pdfcnologia, Ciência e Ativismo Militante em Bruno Latour

18/10: pero …¡aún no han oído nada de que Holoceno ha muerto!

Abundan los comentarios en vísperas del 18 de octubre. 3 años que han erosionado hasta los análisis más eruditos.

Nada se dice sin embargo del nuevo régimen climático. Acá el fuego de las barricadas, allá el de los pastizales que reconquistan un proyecto industrial fracasado. !Pero nada les dice que hay algo en común entre esos incendios!.

Presos en la teoría política de lo social, de lo entre humanos, sin considerar que la tierra, los océanos y la atmósfera son parte de la convivencia, el pensamiento político se vuelve impotente. Cede lugar entonces a la fuerza, la primera, del estado y a la violencia de los grupos que ese mismo estado alienta,

Pero el holoceno ha muerto. Ya no hay más ese bungalow teórico, DFL 2 conceptual que confortaba el clima intelectual de los sociólogos, políticos y economistas.

El 18 de octubre vino a recordarnos que el holoceno ha corrido la misma suerte que la casa Usher. Y que volvemos a estar en el mismo descampado que el resto de los habitantes del planeta. A la intemperie.

La doble deriva vanguardista del 18/10: enfrentamiento localizado de jóvenes contra policías y la redacción de un texto cuya performatividad se consideraba garantizada, ha fracasado.

Estamos en una nada peligrosa. Sin rumbo, sin programa, sin proyectos. Entre tanto el petróleo revela su agotamiento de variadas formas: inflación, pobreza, guerra, pérdida de servicios como educación y salud.

La llegada del Antropoceno es turbulenta, desconcertante y dramática. No son buenas noticias para nadie, empezando por la tierra, los pájaros, los bichitos de luz, los corales, las ranas dorados y los murciélagos.

Sin una conciencia ecológica masiva no hay capacidad colectiva de adentrarnos con seriedad en la crisis que el 18/10 reveló. El extractivismo agotó el agua, la tierra y las teorías modernas.

!ECOLOGISMO O BARBARIE! Aunque por ahora la barbarie domina en la cancha.

Latour: un sherpa del antropoceno

En 13 años de lectura pude seguir tus desplazamientos, desde tu lúcida lectura de lo social y la sociología, hasta la propuesta de una clase ecológica.

En retrospectiva leí Nunca fuimos modernos, La vida del laboratorio, Jubiler, Aramis, La fábrica del derecho, La guerra y la paz de los microbios, Sobre el culto moderno de los dioses factiches, Políticas de la naturaleza. Te debo plenamente las lecturas de Fleck, de Stengers, de Callon, de Zalasiewickz, de Tarde, de Peguy, de Lenton, Kazik, Landecker, Whitehead, Dewey. Y por supuesto, mis relecturas de Nietzsche, de Deleuze, Tolstoi, Varela.

Soy un gran deudor de tus ideas. De tu gesto siempre ligero con las palabras y en la apertura de posibilidades.

Fuiste mi sherpa en el antropoceno, siempre animándome en la fatiga y en la respiración dificultosa, en las neblinosa oscuridad de las ideas modernas.

Me ayudaste a volverme salvaje, indiano, montañista.

Mientras escucho las palabras de Mujica de estos días, tengo en mi casa tu foto vestido con el poncho mapuche que te regalé un día antes del Puerto Ideas.

Constitución II: el nuevo régimen climático

Debemos a Wittfogel una reflexión sobre política y agua. Este poco conocido frankfurtiano entendió que la gestión del agua era el corazón de la actividad de los estados asiáticos.

El destello de su pensamiento pasó y sólo los historiadores de la Escuela de los Anales y el auge de la historia ambiental a partir de los 60, ha insistido en la idea de que manchas solares, oscilaciones del ENSO o los mismos ciclos de Milankovich son causa de nuestras mayores crisis políticas. Hemos empezado a mirar las oscilaciones del clima con otros ojos. Las grandes era de la tierra bola de nieve o de la tierra verde y los cortos tiempos del younger dries, el óptimo climático romano, la pequeña edad de hielo medieval o el dust bowl, nos han alertado de que lluvias, vientos, hielos o calores deben ser reconsiderados como agentes políticos primordiales.

Hablamos de nuevo régimen climático para designar el desafío político por considerar las transformaciones planetarias, que colisionan con las nociones de la modernidad que restringían/limitaban la agencia política sólo a los hombres (excluyendo mujeres, esclavos, pobres, indios, etc.). Los agentes planetarios han entrado al galope en el mundo político, poniendo en evidencia que debemos ampliar la agencia no sólo a la humanidad en pleno, sino que además a los no humanos, animales, vegetales, fungis, virus (Virus, como no!!) y agentes como el agua, el viento, la lluvia. 

El régimen climático de la modernidad nació de la crisis del régimen climático del Arca. El antiguo testamento introdujo  el clima en el gobierno de los hombres a través de la imagen vertical monoteísta de la alianza y el arca. Como un episodio arquetípico la inundación dió paso a un régimen contractual exclusivo entre humanos y Dios que garantizaba “sementera y siega”. Ciudades y monasterios eran pequeñas arcas que ejercían la alianza bíblica y aseguraban la sobrevida en medio de las oscilaciones climáticas.

El régimen climático moderno, nacido de la pobreza y miseria generada por la pequeña edad de hielo medieval, agravada por el mínimo de Maunder, es una ruptura forzada de esa alianza vertical por la vía de los hechos, por el agotamiento material y el fracaso en garantizar sementera y siega . La modernidad propone un pacto horizontal, sólo entre hombres. De ahí las constituyentes y las constituciones. Pero su trasfondo nunca dejó de ser climático, pues guerras y hambrunas seguían las oscilaciones del agua y la expansión hacia carbón y petróleo.

La modernidad trasladó la teología al nuevo ámbito de la economía y la producción. No sólo a través de la mano invisible o el desarrollo infinito, sino además trazando a la economía como el escenario en que el clima podía aparecer, aunque travestido de agente económico: ciclos de precios, ondas largas, tendencias seculares. La economía permitió una apariencia a la tierra y sus agentes, un pasaporte y figura de aparición en la escena política.

Las perturbaciones planetarias del Antropoceno llaman a un nuevo régimen climático. El estoicismo es un buen guía ético para un momento en que consumo, crecimiento y libertad moderna han topado con límites. Ciencias y artes nos pueden ayudar a dar voz a esos agentes terribles y silenciosos. De eso trata la instauración del nuevo régimen climático.

Nuestra convención constituyente pecó de soberbia e inocencia (si es que eso no es una misma y sola cosa), porque no contamos con ideas capaces de generar ese nuevo régimen climático.

Por ahora escuchamos una larga perorata de explicaciones. No solo el cine y el teatro chileno son excesivamente parlanchines. También la política exagera en la extensión de sus textos. Bien harían los convencionales en guardar silencio como Carlos Altamirano.

Intelectualmente no estamos preparados más que para restaurar la constitución del 25. Lamentablemente no tenemos el soporte intelectual para producir hoy una constitución para el nuevo régimen climático. Aunque es la tarea primordial, tomará más tiempo que el que los actores políticos modernos consideran en su quehacer.